Itinerante Iberoamericana

Tú avanzas en la aventura de la textura y del color,
y mi silencio te acompaña como la sombra del pintor.

Nuevas ilusiones surgen para ti en América,
nuevos sueños reviven el alma del poeta.

Mi felicidad junto a ti trasciende lejanas fronteras,
mis versos, poco a poco, olvidan sus desconsoladas penas.

Tu fuerza y tu luz encuentran ahora su origen,
en los pueblos de América que a tus ojos sonríen.

Caminas por una nueva senda de satisfacción y alegría,
y contagias de esta virtud a quienes te quisieron un día.

Sigue luchando por la conquista de tus deseos,
y no pienses que son malos los días serenos.

Nuestras vidas reflejan hoy una nueva e intensa plenitud,
el nacimiento de nuestro hijo bajo la Bondad de la Cruz.

¡Qué versos, qué palabras puedo yo escribir, dedicar…!

¡Resulta tan difícil expresar este sentimiento de honda felicidad…!

Sólo puedo desear que nuestras almas permanezcan unidas,
nuestros corazones encendidos y nuestras miradas vivas.

Y brillen todos ellos en la desconcertante oscuridad
como las estrellas lo hacen en la eterna inmensidad.

PARA TI, JESÚS.

Medio: Libro de la Colección
Marta Fernández-Pirla